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Unión Europea e India: Negociando de espaldas a la sociedad

Karen Bocanegra

Jueves 9 de agosto de 2012, por Revista Pueblos

¿Qué sabemos de las negociaciones que se están llevando a cabo actualmente entre la Unión Europea (UE) e India para la adopción de un tratado de libre comercio (TLC)? Salvo las notas de prensa y artículos publicados tras las cumbres de negociación, las declaraciones esporádicas de los representantes de alto nivel de ambas partes, las denuncias o críticas de algunas organizaciones no gubernamentales sobre determinados aspectos del tratado, cabe decir que realmente no conocemos el contenido del acuerdo que se está discutiendo.

Desde el inicio de las conversaciones, en 2007, se han realizado doce rondas de negociaciones. Sin embargo, lo más preocupante es que de ninguna de estas reuniones se ha dado a conocer un borrador total o parcial de los acuerdos. ¿Cómo se puede ignorar a la población europea e india, darles la espalda a los principales afectados y decidir su futuro mientras se oculta toda la información sobre lo que se negocia?

En Europa, las protestas contra el TLC han estado enfocadas en la confi dencialidad y el secretismo de las conversaciones. Dentro de las propias instituciones de la Unión Europea han surgido grupos críticos, tales como el Comité Económico y Social Europeo, órgano consultivo cuyo objetivo es “servir de puente” entre la Unión y las organizaciones de la sociedad civil de los países miembros. En mayo de 2011, Madi Sharma, miembro del Comité, señaló que las negociaciones “no eran transparentes”, basándose en las consideraciones preliminares de un estudio encargado para analizar el impacto económico y social de este TLC.

En esta misma línea, la ONG Observatorio de la Europa Corporativa presentó cargos contra la Comisión Europea por retener documentos relacionados con las conversaciones comerciales de la UE con India.

A pesar de estos hechos, el secretismo no es el único motivo de rechazo, aunque sí el origen de los demás. Joao Cravinho, embajador de la Unión Europea en India, ha señalado que los temas pendientes por resolver son servicios, vinos, licores, automóviles, normas sanitarias y fi tosanitarias de la UE; pero éstos no son los puntos más polémicos desde el punto de vista social (que parece ser el menos importante para las autoridades europeas).

Una de las discusiones más extendidas es la relativa a los aspectos de propiedad intelectual y otras medidas que podrían afectar la producción y comercialización de medicamentos genéricos, tales como la extensión del período de vigencia de las patentes y la exclusividad de datos, cuyos efectos serían devastadores especialmente para la industria de genéricos de India.

Desde el año 2010, este tema ha sido denunciado por organizaciones como Médicos Sin Fronteras (MSF), que lanzó la campaña “¡Europa, no toques nuestros medicamentos!”, pero también por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Su relator especial del Consejo de Derechos Humanos, Anand Grover, ha advertido sobre las consecuencias de las disposiciones de propiedad intelectual e inversiones para acceder a los medicamentos, haciendo particular referencia al retraso y aumento de precios que podrían traer estas medidas.

En este escenario, la movilización de la población india ha sido lo más importante. Las manifestaciones convocadas por diversas asociaciones e instituciones han congregado a miles de personas para protestar contra la presión de la Unión Europea.

Ahora bien, hace falta sinceridad. Si observamos la línea seguida por Estados Unidos y la Unión Europea en la negociación de tratados de libre comercio con países en desarrollo, con disposiciones que van más allá de la normativa de la Organización Mundial del Comercio (ya de por sí garante del libre comercio); o también las numerosas confi scaciones de medicamentos genéricos indios realizadas en los puertos de la Unión Europea alegando infracciones de la propiedad intelectual, ¿podemos esperar que exista fl exibilidad en la negociación?

Desafortunadamente la respuesta es negativa: lo que sí podemos esperar y en lo único en que podemos confi ar es en la capacidad del gobierno indio de utilizar su poder de negociación como potencia emergente para defender los intereses de la población. En el caso de la industria de genéricos, si India cede ante las presiones de la Unión Europea y acepta las disposiciones que ésta propone, habrá perdido no sólo esta batalla sino la que viene librando en los tribunales desde hace años frente a las compañías farmacéuticas.


Karen Bocanegra es colaboradora de Pueblos – Revista de Información y Debate.

Este artículo ha sido publicado en el nº 53 de Pueblos - Revista de Información y Debate - Tercer trimestre de 2012.

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