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ENTREVISTA A LÃ DER AFGANO DE IZQUIERDAS

Sayyed Mansur Nadiri: "Cuanto antes se retiren las tropas de Afganistán, mejor"

Paul Grasse/Marx21

Lunes 23 de noviembre de 2009, por Revista Pueblos

Sayyed Mansur Nadiri es dirigente de un partido de izquierdas en Afganistán, el Partido Nacional por la Solidaridad de Afganistán (Hizb-e Paiwand-e Melli-ye Afghanistan). En esta entrevista a la revista alemana Marx21 habla sobre las elecciones al Parlamento afgano, la resistencia contra la ocupación y el rol de las tropas extranjeras.

Sayyed, hace poco ha habido elecciones presidenciales en tu país. ¿Fueron éstas un signo de democratización de la sociedad afgana?

En un país en el que –a través de la intervención occidental- los bárbaros talibanes son sustituidos por la criminal OTAN es imposible hablar de democracia. Para la Alianza, democracia equivale a inmoralidad. Con sus armas y su dinero han influido en las elecciones. Yo diría que de todos los motivos que han llevado a la invasión de Afganistán, la democracia es el más insignificante. En el Parlamento actual se sientan asesinos, criminales de guerra y violadores, y no estoy exagerando. La diputada Malalai Joya ha tenido que sufrir en sus propias carnes lo que ocurre cuando alguien se encara a ellos. Mientras estos criminales se sientan en el Parlamento, Malalai tiene prohibido el acceso al Parlamento y debe permanecer escondida.

La libertad de prensa, uno de los elementos centrales de las sociedades democráticas, es prácticamente inexistente en Afganistán. Un ejemplo: El periodista Pervaiz Kambakhsh, de 23 años, fue condenado a muerte por supuesta “blasfemia”. El motivo: había difundido en internet un artículo sobre el islam y los derechos de la mujer. Entretanto, ha sido ahora “indultado” y debe cumplir 20 años de prisión.

La mayor parte de periodistas no se atreven a escribir la verdad. Incluso por escribir la más mínima crítica sobre el pasado de los “señores de la guerra”, son amenazados y deben abandonar el país. Otros muchos han sido asesinados.

Los servicios secretos KHAD han perseguido y espiado a miembros femeninos de nuestro partido por el hecho de haber participado en el día internacional de la mujer en Kabul apoyando a la OMRA (Organización de Mujeres Revolucionarias de Afganistán). Muchos otros grupos bajo el control de KHAD no se atreven a seguir expresándose en público.

Tu partido ha boicoteado las elecciones. ¿No hubieran representado éstas un medio para mejorar la situación?

Las elecciones no eran otra cosa que un mero espectáculo para convencer a la opinión pública y a nuestra sociedad de las bondades de la ocupación. La participación en estas elecciones tan sólo habría legitimado a este gobierno corrupto. Los principales candidatos eran señores de la guerra, conocidos agentes de la CIA e incluso talibanes. Nadie sabe de dónde reciben dinero para la campaña electoral. Uno de estos candidatos, Ashraf Ghani Ahmadzai, nuestro antiguo ministro de finanzas, tiene incluso consejeros norteamericanos. La mayoría de estos “candidatos” son apoyados por EEUU. Así, pueden extorsionar, saquear y estafar sin temor a ser procesados.

Además, la situación es tan peligrosa que una campaña electoral libre hubiera sido imposible, sobre todo para las mujeres. Durante las elecciones provinciales las mujeres no podían salir de casa, y aquéllas que lo hacían eran asesinadas. Observadores como el International Crisis Group y la Comisión Electoral Independiente de Afganistán avisaron previamente a las elecciones del riesgo de fraude. De este modo, participaron solamente entre tres y cuatro millones de un total de 17 millones de personas convocadas a las urnas. La gente de las provincias del sur y suroeste no pudieron participar, por motivos de seguridad. Ellos solos representan un 40% de la población. Otros millones están refugiados en el extranjero, y tampoco pudieron votar.

El Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, habla de alcanzar la paz. Al mismo tiempo, envía más soldados al país. ¿Qué está ocurriendo?

En la provincia sureña de Helmand no está permitido el acceso a corresponsales. De ahí que no haya prácticamente información sobre lo que allí ocurre. Había informes sobre víctimas civiles. La cifra de las familias que buscan protección en campos de refugiados ha aumentado notablemente. Habitantes de la región han informado de los bombardeos de sus casas a través de los norteamericanos. Desde el principio estaba claro que el aumento de tropas aumentaría el daño a nuestra población. En el sur, es donde la catástrofe es más palpable.

¿La mayoría de los afganos ve a las tropas extranjeras como invasoras o libertadoras?

El hecho de que nosotros odiemos a los talibanes no significa que consideremos automáticamente a los norteamericanos como libertadores. La OTAN, aliada con ellos, es mucho peor que los talibanes. Y precisamente porque los norteamericanos se apoyan en los peores criminales del país, fracasarán sin remedio. Los 40.000 nuevos soldados de Obama no podrán evitarlo. La gente de Afganistán ve a estas tropas como enemigas.

¿Cómo se diferencia la situación actual de la ocupación soviética?

En realidad no existen grandes diferencias entre entonces y ahora. Ambas potencias ocupantes apoyan y se apoyan en criminales y traidores con tal de lograr sus objetivos políticos, económicos y geoestratégicos. Las diferencias: los lacayos de la Unión Soviética eran ateos y alfabetizados, mientras que los aliados de los EEUU son religiosos y analfabetos. Los EEUU están llevando a cabo la invasión con el beneplácito de las Naciones Unidas, bajo el pretexto de la liberación de la mujer, mientras que los rusos entonces llevaban a cabo una guerra indirecta contra Estados Unidos. Los rusos vinieron directamente con 100.000 soldados, mientras que los americanos han ido enviando lentamente soldados hasta alcanzar esta cifra. Pero, básicamente, ambas potencias ocupantes son profundamente odiadas por la sociedad afgana. Ni la una ni la otra nos han traído libertad ni democracia.

¿Cómo ha cambiado la situación de la mujer desde la intervención occidental en 2001?

A las mujeres afganas se les niegan los derechos y necesidades más básicos. A través de una conciencia y una educación escasas (el 95% de las mujeres no saben leer ni escribir) viven ulteriormente en unas condiciones caliginosas, en las que los hombres siguen aprovechándose de la religión y las supersticiones más profundamente arraigadas para someter a las mujeres a su control. Éstas son acibaradas por la violencia en el seno de las familias y la opresión de los fundamentalistas.

Incontables casos de violaciones de mujeres han sido denunciados en los últimos ocho años. Muchos de los violadores no tienen nada que temer, ya que son poderosos comandantes o disfrutan de la protección de los señores de la guerra.

Un caso muy conocido es el de Bashira. Esta chica de 14 años fue violada por un grupo de hombres, entre ellos el hijo del parlamentario Haji Payinda Mohammad. El diputado es un conocido señor de la guerra del Norte. Gracias a su influencia, el joven violador no permaneció mucho tiempo arrestado. Bashira, en cambio, no tuvo siquiera la ocasión de llevar su caso a juicio. Su familia fue amenazada por señores de la guerra y finalmente huyó a Kabul. En otro caso, tres violadores de una señora llamada Sara pudieron ser entregados por el Presidente Hamid Karzai.

La violencia doméstica –los llamados “asesinatos por honor”, matrimonios forzados de menores de edad, el pago de chicas como aval en caso de disputas, palizas, insultos y torturas por parte de maridos o familias– está muy extendida. Según una encuesta del Fondo de las Naciones Unidas en Afganistán (FNUA), un 31% de las mujeres es víctima de violencia física y un 25% sufre violencia sexual. Dado que en muchos casos las administraciones están implicadas en los hechos, estas víctimas están totalmente desprotegidas. Debido a la pobreza y al analfabetismo, muchas mujeres se ven obligadas a prostituirse con tal de sostener a sus familias. Los padres venden a sus hijos –a menudo por sólo diez dólares– para poder dar alimento al resto de la familia.

El desamparo conduce a un índice elevadísimo de suicidios entre las mujeres. Nunca antes en la historia de Afganistán era este índice tan alto como hoy. Muchas no creen en la justicia ni en los jueces. El suicidio se les aparece como la única solución a su sufrimiento.

Las leyes en nuestro país no ofrecen ninguna protección a las mujeres. Al contrario: representan un peligro para cada mujer. Todo el sistema legal es determinado por fundamentalistas religiosos, que nada tienen que envidiar a los talibanes. No debemos olvidar que la mayor parte  de los crímenes permanecen sin resolver, porque muchas mujeres no se atreven a denunciarlos.

En la mayoría de países que tienen tropas desplegadas en Afganistán se habla de “misión de paz”. Las tropas españolas actúan principalmente en el oeste y el norte del país. ¿En qué se diferencia la situación en estas regiones respecto al resto de Afganistán?

Las tropas españolas actúan en las zonas “pacíficas” de Afgansitán. Sin embargo, los afganos se fían de los soldados españoles tan poco como de los estadounidenses. Dicen: “Los aliados de los EEUU son los niños a los que su padre obliga a obedecer y no permite actuar independientemente”. Quizá los afganos hubieran dado incluso una oportunidad a las demás tropas, si no hubieran seguido la política de EEUU.

El norte y el oeste de Afganistán tampoco son realmente pacíficos. Allí hay menos talibanes, pero a cambio dominan los fundamentalistas. El número de crímenes en el norte es el más elevado del país. La corrupción está muy extendida. Los fundamentalistas (no pashtunes) siembran desconfianza y enemistad entre los pashtunes.

¿Cómo valoras el papel de los “Equipos Regionales de Reconstrucción” (ERR) de la ISAF? ¿Suponen realmente una contribución humanitaria?

Los ERRs pertenecen a aquellas unidades y organizaciones controladas por los ocupantes estadounidenses. En algunas zonas del oeste trabajan codo con codo con los talibanes, en lugar de luchar contra ellos.

La mayoría de proyectos no contribuyen realmente a la reconstrucción del país. Si el asunto no fuera tan triste, uno tendría que reírse: se construyen escuelas sin que haya profesores cualificados, libros ni materiales de escritura. O se construye un hospital, sin que jamás un doctor o una enfermera pisen el edificio. Es posible que las tropas españolas causen relativamente pocas víctimas, pero ello se debe a que la guerra no es tan sangrienta en el norte y en el oeste. Pero esto no tiene nada que ver con una mejor relación con los afganos.

¿Qué opinas tú de la resistencia armada contra las tropas extranjeras?

Hasta ahora, la resistencia no es comparable a la que hubo contra los rusos en los años 80. La lucha de los talibanes contra los ocupantes va también en contra de nuestros propios intereses. A ellos sólo les importa el poder, no la liberación de la población afgana. Si volvieran a conquistar el poder, seguirían con sus políticas antidemocráticas de siempre. Pero los EEUU entonces apoyarían a los señores de la guerra y los llevarían a una resistencia armada contra los talibanes. Ya en la actualidad hay una parte de la sociedad que se une a los talibanes en la lucha contra las fuerzas ocupantes. Pero lo hacen por desesperación y odio al gobierno.

¿Tú crees que las tropas extranjeras deberían retirarse? Y si lo hicieran, ¿qué crees que ocurriría?

Cuanto antes se retiren las tropas, mejor. Por mí que se retiren hoy. En este momento, la población afgana es asfixiada por tres enemigos: los yihadistas, los talibanes y las tropas de ocupación. Si las tropas estadounidenses abandonaran el país y su apoyo a la OTAN, y al mismo tiempo los talibanes perdieran sus aliados árabes y pakistaníes, entonces los afganos podrían enfrentarse a los dirigentes sanguinarios. Muchos alertan contra lo que ocurriría tras la retirada, pero nosotros estamos de todos modos en situación de guerra. La gente no está segura, en esta situación. En todo momento puede caer una bomba de los aliados en tu casa. El terrorismo está extendido en todo el país y la pobreza y el paro campan a sus anchas.

Si las tropas occidentales se retiran y al mismo tiempo Irán, Pakistán y Arabia Saudí dejan de intervenir, entonces podremos luchar por nuestra libertad. En Occidente se dice que entonces entraríamos en guerra civil, pero la realidad es que el sufrimiento de los afganos en la actualidad es tan grande, que estaríamos dispuestos a pagar ese precio por la libertad.

¿Puedes explicarnos algo más sobre la izquierda afgana que no conozcamos en Occidente?

La izquierda afgana tiene una buena reputación. Muchos la valoran por su política crítica con la URSS y antifundamentalista en los últimos treinta años. Algunos de los grupos más importantes son la Organización por la Liberación del Pueblo Afgano (OLPA), la Organización Afgana por la Liberación (OAL) y el Partido Comunista. La izquierda afgana tuvo que encajar duros golpes en las últimas tres décadas, tanto por parte de los invasores rusos como de los señores de la guerra. Miles de intelectuales fueron perseguidos y asesinados, y muchas organizaciones fueron destruidas.

La izquierda actual padece estas heridas del pasado. Hasta tal punto afecta a nuestra situación actual, que hoy en día apenas quedan trabajadores organizados. Además, la compleja situación política provoca confusión y desorientación.

La mayor parte de corrientes de izquierda luchan tanto contra los talibanes como contra los ocupantes estadounidenses. No se aliarían con ninguna de estas partes contra la otra. En mi opinión, esto es un error. Ninguna de las organizaciones de la izquierda está hoy en condiciones de iniciar una resistencia armada, como en aquellos años de guerra contra los invasores soviéticos. También creemos que hoy sigue siendo posible para la izquierda entrar en escena, si sigue luchando por la independencia, la liberación de la mujer y la justicia.


Entrevista realizada por Paul Grasse para Marx21 y editada por La Hiedra. Marx21 es una red anticapitalista dentro de Die Linke.

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